En tiempos como estos me siento tranquila. El sol quema todo mal pensamiento.
A la costumbre te acostumbrás y yo me acostumbré a esto. Para bien o para mal, todavia no soy capáz de evaluarlo.
El otro día caminando por la calle sentía el frio, el ruido de mi cuerpo. El sonido es constante en todas las cosas y nuestros oidos solo escuchan lo que se supone que deberíamos escuchar. Me reconozco fuera de lo común, lejos de que me produzca orgullo, no entiendo lo mismo que entienden los demás. Muchas veces me juega en contra, pero no lo puedo evitar. No es que no lo haya intentado, cansada de repetir los mismos "nunca más", toda una suerte que no me interese llevar cuentas.
Creo que todo tiene que ver con todo y nada es porque sí. Me gusta llevar las frases hechas a otro nivel, pensarlas en otro plano. Si todo tiene que ver con todo yo soy así porque todos son como son. Me tocó ser diferente esta vez simplemente porque los demás son todos iguales. La necesidad de encontrar a quien es diferente e igual a mi sigue creciendo. No sería justo para mi (para esa partecita que todavía tiene la esperanza de amalgamarse, de pasar desapercibida, de ser una más) no admitir que para el amor sí soy convencional, tal vez demasiado. Solamente me dieron ganas de verte, soñé tantas pasiones de colores con vos que ya estoy harta de buscarte.
Cuando pensé que todo estaba mal, que todos estaban equivocados fue cuando me di cuenta que quien estaba mal era yo. Mi mente es un quilombo y mi corazón un poco más.
Todo sea por la incapacidad de abandonarme.